Hace dos años murió de cáncer mi prima Isita. Teníamos la misma edad. Era una persona extraordinariamente vital y positiva, siempre empeñada en ver el lado bueno de las cosas.
Su marcha tuvo algo de absurda y anacrónica y nos generó a la familia el sentimiento de que no tocaba, no cuadraba que muriera así. Todos tenemos algún amigo o familiar que ha padecido de cáncer. En mi caso, la mayoría han superado la enfermedad, con el convencimiento añadido de que hace treinta o veinte años probablemente no hubiera sido tan fácil.
Estoy convencida que la humanidad tardará poco en dominar el cáncer, como en otros tiempos dominamos la viruela y otras enfermedades. Casi cada semana hay noticias acerca de nuevos avances y descubrimientos que auguran ese horizonte.
¿Y mientras tanto? Apostar por la investigación, claro. Pero también por la sensibilización, por la la solidaridad y por el bienestar de las personas afectadas. En este sentido, es emocionante ver cómo los niños y niñas se movilizan y consiguen lo que se proponen. Cito tres ejemplos espléndidos de aprendizaje-servicio:
En el proyecto Corazones solidarios, los niños y niñas de Primaria Colegio Público Xove, Gijón, Asturias, organizaron y llevaron a cabo una campaña de recogida de telas entre la comunidad educativa y colaboraron con las personas del Centro Social “El Arbeyal” en la confección de cojines terapéuticos con tarjetas de apoyo y ánimo para las mujeres mastectomizadas del Hospital de Jove.
Lo mismo hicieron los chicos y chicas del CFGM de Atención a Personas en Situación de Dependencia del IES La Quintana de Ciaño (Langreo), también en Asturias, que explican cuál es el efecto beneficioso de estas almohadas: impiden que el brazo roce con la cicatriz producida tras la intervención quirúrgica; sirven de ayuda ergonómica para la correcta postura de la persona, sobretodo, de su hombro; si la persona se tiene que desplazar en algún medio de transporte, la almohada colocada debajo del brazo protege la zona afectada.
Por otro lado, el alumnado de 5º de Primaria del Colegio San Roque de Alcoi, Comunitat Valenciana, a través del proyecto Caminem Junts (Caminamos Juntos), se centraron en brindar apoyo a los niños y niñas afectados de cáncer y desarrollaron una batería de actividades destinadas a sensibilizar a la población y a recaudar fondos para contribuir al bienestar de los enfermos.
Consiguieron la increíble cantidad de más de 28.000 euros, pero una de las acciones más singulares fue el corte colectivo de pelo decidido por las niñas a fin donarlo para hacer pelucas… ¡y los niños se solidarizaron con ellas haciendo lo mismo!
Ni en este tema ni en cualquier otro que nos afecta podemos delegar en la ciencia para que resuelva el problema. No hay que parar: cosiendo almohadas o cortándose el pelo, estos chicos y chicas nos dan una lección a todos.