Ocurrió en un encuentro internacional de organizaciones que trabajan por la infancia y la adolescencia. Cada noche, un poco saturados del omnipresente inglés, los latinos nos juntábamos con ganas de relajarnos y escuchar y hablar sin tanto esfuerzo.
De las conversaciones entre hispanohablantes de diferentes países surgen casi siempre comparaciones curiosas en el uso de las mismas palabras. Pero esa vez fue al revés: empezamos a contrastar los diferentes nombres coloquiales -no exactamente los oficiales o correctos- con los que nombramos a los niños y a los adolescentes.
Fue sorprendente la variedad de apelativos. Me quedé con las ganas de completar la lista, y en el último evento iberoamericano al que asistí fuí añadiendo algunas expresiones nuevas. Que cada cual saque sus propias conclusiones:
España: nenes, chavales.
Colombia: pelaos, chinos.
Argentina: pibes.
Uruguay: gurises.
Bolívia: llokallas.
Costa Rica: guilas.
Guatemala: patojos.
Honduras: cipotes.
Como se puede ver, ¡hay nombres que resultarían equívocos fuera de su contexto geográfico! ¿Alguien se anima a completar la lista?