Que no se nos agote la indignación, que nos se nos paralice la capacidad de reacción.
Defendamos la democracia: no confundamos a los políticos con la política. Que el rechazo a los políticos no se convierta confusamente en un rechazo “a la política”, que sería lo mismo que renunciar a la democracia.
Eso sería un fracaso que no nos podemos permitir y un alimento para la desmovilización, o sea, un caramelo para el neoliberalismo. Consigamos que esto no suceda y que la gente no abandone su derecho a participar en política.
La educación es política, la cultura es política, la agricultura es política, la sanidad es política… La política es el lugar de lo público. ¿Cómo vamos a dormirnos ahora, cuando dos nonagenarios lúcidos y valientes nos despiertan de nuestro letargo y nos recuerdan que podemos y debemos indignarnos y reaccionar?
Hessel: El pensamiento productivista, impulsado por Occidente condujo al mundo a una crisis de la que debe salir a través de una radical ruptura con el concepto de «crecer», no solo en el campo financiero sino también en el dominio de las ciencias y la tecnología. Ya es el momento de que las preocupaciones acerca de la ética, la justicia y el equilibrio duradero (económico y medio ambiental) prevalezcan. Porque son los riesgos más serios que nos amenazan.
Sampedro: Es el momento de la acción entre todos, porque otro mundo no sólo es posible, sino que es seguro. Si mejor o peor, dependerá de nuestra reacción. Mi mensaje a los jóvenes es que ha llegado el momento de cambiar el rumbo de la nave. Aunque sus líderes sigan en su puesto de mando y al timón, aunque desde allí sigan dando órdenes anacrónicas, los jóvenes puestos al remo pueden dirigir la nave…