Me ha emocionado Landfill Harmonic, un bellísimo reportaje sobre una orquesta juvenil paraguaya, constituida en Cateura, una población asentada prácticamente en un vertedero.
Los chicos y chicas tocan música clásica con instrumentos construidos a partir del reciclaje. Impresiona oír a Mozart o a Vivaldi con violines, flautas, violoncelos, saxofones construidos a base de latas, maderas, cucharas, botones, pedazos de candados…
El artífice es Luis Szaran, director de orquesta, compositor e investigador musical, que impulsa Sonidos de la Tierra, un proyecto de educación cívica a través de la música para las comunidades más desfavorecidas.
Para Luis la música es la sonrisa del alma y un poderoso elemento de transformación social. Pero cuando llegó a Cateura, sólo había contaban con unos pocos violines.
El director de la orquesta, Fabio Hernán Chávez, con la ayuda de Nicolás, un trabajador del vertedero, empezaron a explorar las posibilidades de los materiales de deshecho para la construcción de instrumentos de música.
Contra pronóstico, esos instrumentos funcionaron bien, y la orquesta no sólo ayudó a los jóvenes a expresar sus sentimientos, sino también a encontrar sentido a su vida.
Esta impresionante experiencia me ha llegado a través de Thinking for the Change, un portal educativo que no tiene desperdicio y que recomiendo para estar al día de innovaciones pedagógicas y para alimentar el optimismo.