La prioridad ya no es tanto que aprendan, como que puedan comer.
Durísima frase del director de la Escuela Pública La Pau, del barrio de La Verneda, en Barcelona.
El reportaje del diario Ara sobre la situación de esta escuela la retrata como «escuela-flotador», es decir, como espacio de supervivencia para los niños y niñas que no tienen asegurada su alimentación diaria.
Hace tiempo que en esta escuela, como en tantas otras, redujeron al máximo todos los gastos: libros de texto, materiales, salidas… Y el equipo docente y el AMPA se rompen la cabeza buscando soluciones y rascando recursos aquí y allá.
Me llama la atención que las «colonias» (todo un clásico que ningún niño o niña debería perderse en su infancia) duran sólo una noche, y se llevan a cabo en la biblioteca.
Abro su web dispuesta a saber algo más de otro proyecto: el tobogán soñado por los alumnos para el patio de la escuela, construído entre los mismos chicos y chicas, familias, maestros y asociaciones con materiales de reciclaje.
Y me encuentro con el «making off» del tobogán en un entorno virtual precioso y sencillo, lleno de buenas ideas, como el proyecto Escola-Imprenta, promovido por la empresa Arts Gràfiques Orient, para aprovechar los sobrantes de imprenta con fines didácticos.
En la cabecera de esta cuidada web, una frase que identifica la escuela: Educar es ir más lejos, pero con la sencillez de quien sabe mirar las cosas pequeñas.