Hasta que conocí a Montse Pérez pensaba que la lepra, la enfermedad de Hansen, era una enfermedad del pasado, que estaba erradicada y que sólo nos la rememoraban algunas películas de los años sesenta.
Pues resulta que no. Montse es dermatóloga especializada en enfermedades derivadas de la pobreza y lleva décadas luchando contra ella en el sur de la India.
La buena noticia, que nos llegó el último domingo de enero, día mundial de la lucha contra esta enfermedad, es que parece que no han aumentado los casos en esta región.
La mala noticia es que lo que cuesta más de frenar es el estigma y el rechazo social, no sólo hacia los afectados, sino hacia su familia y, muy dolorosamente, hacia sus hijos.
Por esta razón, la batalla de Montse y su organización JAL no se libra sólo con armas médicas, sino, sobretodo, con inclusión, educación y reconstrucción de la dignidad de las personas, tal como explica en esta entrevista.
Creo que es un buen ejemplo de la diferencia entre curar y sanar. Las enfermedades se curan, pero las personas se sanan.
Este enfoque holístico y humanista de la salud que expande Montse, la sanadora, es el que hace falta frente a todas las enfermedades, pero, sobre todo, frente aquellas que generan prejuicio y exclusión.