La primera lección de Practicar la felicidad, el libro-curso en 52 semanas de Tal Ben Shahar, es ser agradecido. Como entrenamiento, el autor propone al final de cada capítulo que elaboremos nuestra lista semanal de agradecimientos.
Estoy convencida y sostengo desde hace tiempo que en los proyectos de aprendizaje-servicio es básico que aquellos que generosamente desarrollan el servicio sean capaces de dar las gracias por la oportunidad de hacerlo.
Entre otras cosas, porque en este tipo de proyectos es necesario reconocer que los que sirven también ganan, y mucho. Ganan aprendizajes impactantes que podrán aplicar el resto de sus vidas. Y que tal vez de otra manera no los hubieran adquirido.
Dando las gracias a las personas que han sido ayudadas se evitan las actitudes asistencialistas o paternalistas en las que siempre hay un riesgo de caer. Aunque sólo fuera por este motivo ya vale la pena destinar un tiempo a evaluar, que es la manera de evidenciar hasta qué punto se ha aprendido.
La gratitud es evidente en Cambia la mirada, el documental del proyecto El péndulo de Ifoulou, impulsado por el departamento de Animación Sociocultural, Integración Social y Educación Infantil del Instituto Público de Educación Secundaria ‘Barrio de Bilbao’ de Madrid.
Durante un curso escolar, los jóvenes estudiantes madrileños planificaron, organizaron y desarrollaron una semana de actividades educativas para niños y adultos de ‘Ifoulou’ y de algunas otras poblaciones cercanas en Marruecos.
También en el diario colectivo de esta experiencia, los estudiantes, futuros educadores sociales, reflejan lo agradecidos que estan por el privilegio de haber vivido prácticas extraordinarias en sus estudios.
No hay paternalismo en su actitud, sino respeto sincero y reconocimiento. ¡Una manera de practicar la felicidad!