¿Sabías que el aprendizaje-servicio es como un encinar? Como en cualquier otro ecosistema, habitan en él especies grandes y pequeñas y multitud de organismos, apoyándose unos en otros.
Si te paseas por el aprendizaje-servicio, encuentras lo mismo que si te paseas por un encinar: ¿Es un encinar más bien fresco y oscuro? Entonces encontrarás boj, madroños, enebros… ¿Es un encinar seco y cálido? Entonces, posiblemente encontrarás lianas, zarzamoras, y toda suerte de arbustos espinosos.
Además, los encinares no son excluyentes, frecuentemente se mezclan con pinos y robles, lo cual a veces nos despista un poco.
¡Nada parecido a un jardín artificioso de una única y repetitiva especie! Nuestro ecosistema del aprendizaje-servicio es biodiversidad en estado puro: todo bulle, todo se mezcla, todo se alimenta.
Hay proyectos grandes, inmensos, como encinas milenarias, de ésas que han invertido mucho tiempo en ganar envergadura; y hay proyectos pequeños y ligeros que se reproducen fácilmente y lo colonizan todo, aportando verdor y frescura a ras de suelo. Es importante reconocer también las especies pequeñas, no fijarnos sólo en las majestuosas y monumentales que tanto admiramos.
Este viernes 18 de noviembre vamos a pasear en Gijón por un encinar fantástico. Celebramos el IX Encuentro Estatal de Aprendizaje-Servicio y los Premios Aprendizaje-Servicio 2016.
Se presentaron este año 171 proyectos, todos ellos ejemplo viviente de la biodiversidad de nuestro bosque. Los premios de este año representan esta riqueza. En procedencia, en magnitud, en nivel educativos de los chicos y chicas protagonistas…
Todo tiene su función y su sentido. Por eso, el aprendizaje-servicio no es una plantación de encinas, sino un encinar. ¿Te vienes a pasear por él este viernes?