La semana pasada me reuní en Almería con un grupo de personas vinculadas al mundo educativo y del voluntariado, convocadas por Isabel Guirao, Emprendedora Social de Ashoka y directora de A Toda Vela: Cati Barragán, Rosa María Navarro, Juan Sebastián Fernández,  José Manuel García, José Rivera, Ana María Revueltas.
Como en otros territorios, en esta ocasión también se trataba de descubrir el aprendizaje-servicio a colectivos que sin duda ya lo están practicando o lo han practicado alguna vez, sin saberlo. A veces, para ilustrar lo positivo que tiene redescubrir las cosas que uno hace, narro una anécdota personal de cuando yo tenía 19 años, o sea, en el siglo pasado:
Llevaba dos años ya trabajando como monitora de tiempo libre y me encontraba  en un curso de formación de monitores. Uno de  los profesores, Miquel Miranda, nos explicó lo que eran los «centros de interés» y su utilidad pedagógica en las colonias de verano. Unos cuantos alumnos, yo entre ellos, nos dimos cuenta que se trataba de una metodología que ya practicábamos cuando organizábamos colonias temáticas alrededor de historias de indios, bandoleros, o cualquier otro tema generador de muchas actividades.
Sin embargo, hubo un «antes» y un «después» de la lección de Miquel Miranda. Nos ayudó a profundizar, sistematizar, mejorar la calidad, a descubrir y saborear a Decroly y otros pedagogos que habían teorizado esta metodología. Algo de eso hay cuando uno descubre que los proyectos sociales y educativos que venía impulsando son proyectos de aprendizaje-servicio.